Retirarnos para el cambio
En esta época del año, en verano, mayoritariamente estamos con algún cambio en nuestra rutina. Por ejemplo, hay personas para las cuales es el momento de dedicarse intensamente al trabajo. Por otro lado, muchos estamos esperando comenzar las vacaciones. Independientemente del cambio subyacente, se trata de una situación que vivimos como una gran oportunidad.
Proyectamos un montón de necesidades y deseos pendientes por satisfacer justo en este tiempo que tenemos por delante: viajar, leer libros pendientes, hacer ejercicio, aprender a cocinar, descansar, estar con la familia, disfrutar de los amigos, estar en la naturaleza… Todo es importante y necesario. Habitualmente no atendemos de manera satisfactoria estos aspectos de la vida en nuestra cotidianeidad y lo queremos resolver con intensivos vacacionales como si del estudio de un idioma se tratase. La posibilidad que nos ofrecen las vacaciones, al disponer de tiempo libre, es reflexionar cómo percibimos nuestras necesidades verdaderas, aquellas que tienen que ver con nuestra salud física, emocional y también de nuestra mente. Que nuestro cuerpo esté disponible para la acción y el reposo, nuestro corazón limpio, sin cargas que nos impidan gestionar adecuadamente los sentimientos, e igualmente mantener nuestra mente abierta y atenta. Este ejercicio de reflexión y “reseteo” es absolutamente individual, del cual somos responsables cada uno de nosotros.
Para hacernos cargo necesitamos aprender a retirarnos en un sentido amplio de la palabra, pues estamos muy apegados a nuestras costumbres, tanto de comportamientos como de relaciones. Para retirarnos necesitamos soltar y esto nos cuesta y nos da miedo. Estas dificultades las vemos, por ejemplo, en el mundo de la pareja: es muy necesario preservar este sentido de individualidad y aprender a conocer los límites del yo y del tú para gestionar de forma madura la relación. Soltarnos para poder estar en el vínculo.
En la relación terapeuta cliente también se refleja este aspecto. Es muy sano para el paciente separarse del terapeuta, tanto como lo puede ser para el terapeuta separarse de sus clientes. Este soltarnos por un tiempo y cambiar lo acostumbrado permite que emerjan aspectos de uno mismo de los que antes no nos percatábamos, nuevas percepciones tanto individuales como de la relación.
Por todo ello invito a aprovechar esta oportunidad de retirarnos, romper hábitos, soltar costumbres y obligaciones en la medida en que nuestra realidad lo permita e identificar los miedos por los que nos impedimos que estos espacios formen parte de nuestro tejido cotidiano.
Montse Coll. Cofundadora de Cercle Gestalt. Directora pedagógica de Cercle Gestalt. Lic. en Medicina y Cirugía. Psicoterapeuta Gestalt. Miembro Didacta y Supervisor de la AETG . Formación SAT.